La última vez que Marco Antonio Moreno Madrid temió padecer las consecuencias de sus actos fue aquella en la que la comisión de lucha libre del Estado de México lo sancionó por haber organizado una función sin importarle la veda impuesta por las autoridades a raíz de la contingencia sanitaria. Luego de eso vino el pacto de impunidad y una actitud déspota que solo ha ido creciendo a raíz de dicho pacto.
Para la familia Moreno jamás existió la pandemia y para efectos prácticos inventaron sus propios lineamientos de contingencia. Fue por ello que organizaron funciones "a puerta cerrada" a pesar de que las mismas no estaban autorizadas BAJO NINGUNA MODALIDAD por no ser la lucha libre una actividad esencial.
¿Cómo se construyó el pacto de impunidad? El mismo se consolidó luego de que la comisión presidida por Juan José Herrera Rodríguez le canceló la licencia de promotor a Moreno Madrid y que de una forma COMPLETAMENTE ILEGAL le retiró dicha suspensión mediante un acuerdo que no se encuentra dentro de los previstos por el reglamento de Box y Lucha Libre del Estado de México y del cual únicamente se benefició el comisionado Herrera.
A partir de entonces, Moreno Madrid simuló respetar las medidas sanitarias en sus funciones pero solo le bastaron un puñado de ellas para olvidarse de las mismas y hacer gala de su recién estrenada impunidad. Sobrecupo, luchadores saludando de mano a los aficionados y luchando en medio de una audiencia sin cubrebocas así como el empleo de personal de la tercera edad fueron algunas de las violaciones a las medidas santiarias en las que incurrió Moreno Madrid pero no las más graves. En efecto, lo más grave fue ocultar los casos positivos de COVID-19 entre los miembros de su elenco y negarse a aislar a los mismos, por el contrario, se les permitió luchar a pesar de que sus mismos luchadores reportaban en sus redes sociales tener síntomas de CORONAVIRUS. A raíz de la muerte de Ovett se supo que varios luchadores habían estado contagiados y consta que durante el periodo en que padecieron la enfermedad se mantuvieron luchando en las funciones de IWRG en las condiciones previamente descritas.
A pesar de las flagrantes violaciones a las medidas sanitarias no hubo ninguna sanción hacia Marco Antonio Moreno quien con un cinismo desbordado presumía el sobrecupo de sus eventos en las redes sociales de su compañía. El pacto con Herrera Rodríguez le garantizaba total impunidad.
No obstante lo anterior, el valemadrismo de Moreno Madrid pudo haber encontrado un contrapeso en la prensa, sin embargo, buena parte de esta, en lugar de criticar el actuar del corrupto dirigente de IWRG, optó por ensalzarlo y pintarlo como el prototipo del empresario modelo. La razón de tanta zalamería también encuentra su explicación en los pactos y cochupos que Marco Moreno tiene con varios medios con quien sostiene acuerdos publicitarios y de cobertura en sus eventos. En este punto, Moreno Madrid tiene la impunidad que le garantiza Juan José Herrera y el silencio que le garantizan los medios subordinados.
Marco Antonio Moreno no es el empresario modelo que nos quieren hacer creer sus amanuenses y corifeos, por el contrario, es el empresario más corrupto e inmoral con el que contamos en tiempos de la pandemia.
El incidente con los Trauma y con el Fresero Junior no es el primero ni será el último de su tipo, pero si es un ejemplo del poder que actualmente ostenta Moreno Madrid a quien su impunidad ya le hizo perder la cordura, creer que es el mandamás de la lucha libre nacional y pensar que es él quien quita y pone luchadores, total, en los últimos meses se ha limpiado el culo con las leyes y reglamentos ante un silencio cómplice de medios e influencers.
Cuando los aficionados buscan el rostro de la prepotencia y del influyentismo por lo general apuntan la mirada hacia Chavo Lutteroth y Dorian Roldán cuando,en realidad, deberían de hacerlo hacía Naucalpan.
El sátrapa se apellida Moreno Madrid.
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