martes, 1 de junio de 2021

La suma de todos los males: Los Hijos del Infierno:

La historia de Los Hijos del Infierno es el mejor ejemplo para hablar de las virtudes y defectos del sistema colíseino. Su historia, invaluable material didáctico, se remonta a los años noventa cuando Averno y Mephisto empezaron su formación profesional en el CMLL.


El primer punto a destacar es su perfil profesional. Talentosos, disciplinados e hijos de luchadores, ambos cumplen con el perfil favorito de los programadores colíseinos. Aunado a lo anterior, los dos pulieron sus habilidades en el gimnasio de la Arena México al grado de que su calidad les permitió ir escalando posiciones en cartelera hasta llegar a involucrarse en la rivalidad estelar de la empresa y protagonizar las funciones más importantes de la época. En este punto podemos hablar de que ellos encarnaban a dos de las fortalezas de la empresa de la familia Lutteroth: El perfil de luchador y una escuela que da resultados.
La siguiente política que se advierte en su carrera fue la controvertida reasignación de personajes. El origen de esta política es el de el deseo de las empresas de constituir su propiedad intelectual y de contar con todas las herramientas jurídicas que les permitan la comercialización de su elenco de luchadores. 
 
En el caso que nos ocupa el cambio fue medianamente exitoso porque si bien es cierto que Astro Rey Jr y Rencor Latino dejaron de existir para dar paso a Mephisto y Averno, no menos cierto es que el diseño de los personajes fue deficiente y que por tal motivo se tuvo que recurrir a la creatividad de la audiencia para encontrarles la imagen con la que saltaron a la fama. Ahora bien, en el caso de sus posteriores aliados el cambio fue mucho más desafortunado porque del exitoso Panterita del Ring se pasó al menos espectacular Safarí pero, ya estando este en el gusto del público, al luchador se le cambió de personaje en una ocasión más antes de asignarle el de Ephesto -irónicamente, el personaje con el que menos lució-. Aún menos afortunado sería el caso de Luciferno, quien tras doce años de portar al personaje de Hooligan, pasó por el mismo proceso que su hermano pero sin tener elementos de calidad y popularidad que justificaran su ascenso. Es decir, la política de reasignación de personajes funciona siempre y cuando el nuevo personaje sea mejor que el anterior. En el mismo orden de ideas, ell perfil del colíseino pariente de luchadores es bueno siempre y cuando el beneficiado tenga talento, de lo contrario, dicha política se vuelve un lastre.

Volviendo a los aciertos, vale la pena decir que la guerra civil infernal fue un proyecto muy bien llevado en donde, bajo la guía del Satánico, se cobijó e impulsó a varias estrellas coliseinas que sostuvieron a la empresa durante varios años. No obstante lo anterior, mientras que los Guerreros del Infierno se consolidaron como una tercia de élite -incluso a nivel histórico-, los esbirros de Daniel López tuvieron un camino más turbulento a raíz del rompimiento con su mentor, siendo a partir de este momento en que errores de programación y de los propios luchadores fueron la constante a lo largo de su trayectoria.

Averno y Mephisto llegaron a ser Guerreros del Infierno nominales pero en la práctica no tuvieron mucha acción como tales. Posteriormente, acertadamente Renato Ruiz se quedó con el liderazgo e inició un nuevo proyecto al lado de Mephisto en donde, luciendo sus nuevas imágenes, alcanzaron la élite en la división de parejas. En una decisión igualmente acertada, el menor de la dinastía Ruiz se convirtió en el rival nominal de la principal estrella de la empresa. Desafortunadamente, la extraordinaria rivalidad entre Místico y Averno no llegó a su fin. Falta de persuasión, falta de voluntad, lo que sea, dicha etapa no se cerró con broche de oro.

Después de haber sido sustituido por Black Warrior como némesis de la estrella de la empresa, Averno y Mephisto se involucraron en dos proyectos que no se desarrollaron adecuadamente: La Triada del Terror -al lado de Ephesto- y Los Perros del Mal.

Tras haber probado las mieles del liderazgo, Averno y Mephisto fueron seleccionados para volver a su faceta de esbirros y formar parte de la alineación baja de Los Perros del Mal a pesar de no cumplir con el perfil de los miembros que integraban a dicha agrupación -con el lógico malestar de los aficionados-. Ambos conceptos se intercalaban y, al final, en ninguno de los dos prosperó su participación. Para colmo de males, tras la salida de Los Perros del Mal, se sumaron al Texano Jr, El Terrible y al propio Ephesto para formar a la efímera “Jauría del Terror” y posteriormente a “Los Hijos del Averno -El nombre realmente significaba “Los Hijos de la Verga”-, tratando de explotar una irreverencia que jamás tuvieron y estando destinados al fracaso.

Innecesaria imposición de luchadores en conceptos ya hechos, abandono de conceptos, intercalación de conceptos e incapacidad para aceptar la muerte de los mismos. Lo peor de las políticas colíseinas en un breve periodo de tiempo.

A pesar de haber tenido buenas temporadas, lo cierto es que la tercia de Averno, Mephisto y Ephesto se quedó muy lejos de ocupar el lugar que se creyó que podían alcanzar. En el momento en que empezaron a laborar en solitario como “Los Hijos del Averno” lo suyo ya parecía un acto de necedad y de incapacidad para diagnosticar y hacer los cambios necesarios.

Mientras que Averno tuvo un breve periodo al lado de Místico que se vio arruinado tras la salida de este, Mephisto alcanzó su punto más alto en el aspectos físico y creativo pero jamás recibió una oportunidad individual a pesar de que llegó a ser uno de los tres mejores rudos de la empresa y de que sobraban técnicos que pudieron servir como su escalón. Finalmente, Averno perdió la máscara en un evento técnicamente correcto pero emocionalmente insatisfactorio. Con su caída, se agudizaron los problemas de su agrupación y con su salida, los de programación.

Sin Averno, parecía lógica la muerte del concepto pero en lugar de eso se insistió en la enésima versión del mismo, esta vez bautizada bajo el original nombre de “Los Hijos del Infierno” y sumando a la agrupación a Hooligan, quien para colmo de males venía de varios conceptos fallidos. Como no podía ser de otra forma, el concepto tampoco cumplió con las cuotas de calidad y popularidad necesarias.

Ha pasado tanto tiempo desde el prometedor debut de Averno y Mephisto así como de la extraordinaria guerra civil infernal y la memorable rivalidad con Místico que el ciclo de la vida se cumplió y ya incluso debutó el brillante hijo de Ephesto. Hay una generación de aficionados que no tiene recuerdos vívidos de los mejores años de los miembros de esta agrupación y que, de hecho, no tiene en buen concepto a sus integrantes. Por eso me pregunto, ¿En este punto de verdad tienen dudas sobre si lo ideal es ver a Panterita del Ring al lado de su hijo?, ¿Ven a Luciferno como un activo?, ¿Tienen dudas de que Mephisto se siente más a gusto al lado de Hechicero?, ¿Los Hijos del Infierno les parece mejor concepto que Los Alquimistas?, ¿No creen que Mephisto sea un gran personaje cuya máscara es de las pocas que tiene los argumentos necesarios para disputarse en el 90 aniversario? Si de plano Luciferno debe de ocupar un lugar, ¿Por qué no al lado de su hermano y sobrino? Hay varias preguntas cuyas respuestas parecen obvias pero tal parece que en la mente de los programadores solo hay cabida para pensar en cualquier sinónimo de infierno e insistir en un concepto que tiene varios años muerto.
 
Los Hijos del Infierno, la suma de todos los males (y de los aciertos también).

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