martes, 23 de noviembre de 2021

Mexicanos en WWE: La palabra que buscan para calificarlos es FRACASO.

En los últimos años y a raíz de los esfuerzos de Dave Meltzer, publicista y amanuense de AEW, ha crecido entre los advenedizos la perversa y maniquea idea de distinguir entre deporte y entretenimiento en tratándose del espectáculo conocido como “Lucha Libre Profesional”, distinción que es completamente absurda debido a que ninguna empresa dedicada a este negocio presenta genuinas competencias deportivas y en todos los casos hablamos de un espectáculo de resultado predeterminado. Hago esta aclaración para dar pie a una afirmación que es inapelable: La WWE es la empresa de lucha libre más grande e importante del mundo. 

Dicho lo anterior es pertinente hacer una segunda aclaración que, dicho sea de paso, es el elemento de donde Meltzer se agarra para realizar su falaz propaganda y hacer sus absurdas distinciones, esto es que cada empresa de lucha libre profesional tiene su propia propuesta de lucha libre y, en su caso, sus propias métricas y criterios que se utilizan desde para la selección del talento hasta para evaluar el potencial mediático de los luchadores y medir su éxito como talento a cuadro.  

En el caso de la WWE es evidente que para triunfar y ser considerado una estrella en dicha compañía no basta con ser un buen luchador sino que además es necesario destacar en términos de generación de audiencia y ventas.

Dicho lo anterior es pertinente recordar que en el presente siglo la WWE ha puesto sus ojos en el talento mexicano con miras a que tengan éxito dentro de dicha compañía, objetivo que siendo realistas no se ha cumplido en la inmensa mayoría de casos siendo Alberto del Río el único mexicano que puede afirmar que triunfó en la WWE del siglo XXI. La realidad es que la norma del talento mexicano en la WWE es el fracaso. 

Al respecto y a efecto de exponer la razón de ms conclusiones quisiera dividir la aventura de los mexicanos en WWE en tres etapas: reclutamiento, posicionamiento y conclusión. 

jueves, 18 de noviembre de 2021

Las renuncias del 2021: Una historia llamada exageración.

Existen 88 años de diferencia entre la aventura de Mike Corona y el abortado sueño empresarial de Rush, sin embargo, ambos personajes están unidos por una cobertura amarillista que presagiaba que dichos empresarios, competencia directa del actual CMLL, se encargarían de sepultar a la empresa de lucha libre de la familia Lutteroth tras haberles arrebatado a varias de sus estrellas y organizar funciones en su territorio. En ambos casos y en todos los demás que han surgido a lo largo de 88 años el resultado siempre ha sido el mismo; la competencia desaparece, la EMLL permanece y el talento, tildado de insustituible, es reemplazado eficazmente por otro.  

El 2021 no podía quedar fuera de la ya tradicional serie de apocalípticas predicciones que vemos año con año, predicciones que se formulan tras mezclar “fake news” con ignorancia  y tras tergiversar dinámicas laborales habituales en cualquier empresa tal y como lo es el ingreso y egreso de trabajadores, para asi dar forma a fantasiosas narrativas que presagian la desaparición de la empresa de lucha libre más antigua del mundo a pesar de que todos los indicadores apuntan hacia lo contrario. 

Este año, el segundo con una pandemia en activo, se caracterizó por una serie de renuncias voluntarias que hasta el día de hoy suman 11. Estas renuncias fueron calificadas por “la prensa especializada” como “una desbandada” a pesar de que apenas representan el 4 % del número total de luchadores empleados por el CMLL durante el presente año.  

Si el número de renuncias era insignificante la calidad promedio de los renunciantes y su potencial taquillero debió de servir para no haber exagerado a las mismas porque, objetivamente hablando, ninguna de ellas comprometió al proyecto coliseíno en ningún momento.  

Hasta el día de hoy la lista de renunciantes está integrada por Bandido, Diamante Azul, Super Astro Junior, Sansón, Cuatrero, Forastero, Dralistico, Vangellys, Estrellita, Máscara Año 2000 y Microman. Una lista integrada por elementos bien posicionados e identificados por el público, cierto, pero que al momento de analizarse uno a uno se advierte que el impacto de sus renuncias distaba de ser el que en su momento se les atribuyó.