martes, 30 de enero de 2024

El reino sin herederos: La malograda tercera generación de las leyendas de la lucha libre.

A raíz del anuncio de la inminente presentación del “Hijo de Blue Demon” (Jaime Carillo), Alejandro Muñoz “The Blue Demon” concedió una entrevista en la que declaró que aquel no tenía ninguna relación con él; que este tampoco contaba con autorización alguna para usar dicho nombre y pedirle a los empresarios que no se prestaran a engañar al público. En aquella entrevista Blue Demon aprovechó para presentar a Alejandro, su primogénito, aclarando que no deseaba que este fuera luchador debido a que le constaba el sufrimiento a que se someten quienes ejercen este oficio. El también llamado “manotas” afirmó que deseaba que su hijo tuviera una carrera universitaria.

Alejandro Muñoz no tuvo el privilegio, porque eso es, de tener una formación académica y para el tiempo de dicha entrevista su hijo homónimo ya se encontraba estudiando en la facultad de derecho. Eventualmente, al cumplir con los sueños del “demonio azul” su hijo también cumplió los propios y fue así como el primogénito de “el demonio azul” le dio sentido a los sacrificios de su padre y seguramente lo llenó de orgullo al ser el primer profesionista de su familia.
 
En este punto vale la pena decir que muy a menudo los aficionados a la lucha libre hacen que se vuelva imposible defenderlos de estereotipos en donde se les cataloga de ignorantes y es que para buena parte de ellos la anterior historia de éxito no es tal, al contrario, es la historia “de un indigno heredero” o la de “un mediocre que no supo llevar el legado de su padre”. Ante tal actitud tildarlos de ignorantes es un calificativo que les queda corto. “Pendejos”, es uno más acertado. 
 
Cada historia es diferente y en este caso hablamos de un final feliz por lo que respecta al deseo cumplido del legendario luchador regiomontano. ¿Qué se perdió la oportunidad de tener un sucesor consanguíneo de Blue Demon?, por supuesto, ¿Pero a quién le importa? Cada individuo tiene derecho a tener sus propios sueños y el de Blue Demon fue no tener un sucesor consanguíneo. No lo tuvo y por lo tanto él fue el primer y último Muñoz en portar el legendario personaje.
 
Una situación un tanto opuesta pero con resultados similares pasó con El Santo Jr., primogénito de El Hijo del Santo, quien tras algunos meses en el ring optó por distanciarse del mismo y tomar una pausa que, en los hechos, tiene un aroma a retiro. En este caso se infiere que El Hijo del Santo deseaba tener un sucesor consanguíneo, pero a pesar de que lo tuvo durante un tiempo, al final su heredero se decantó por la música. Esta decisión de nueva cuenta a dado pie para que los aficionados le lancen todo tipo de insultos a este joven, ¿Cuál fue su pecado?, ¿Tomar las riendas de su vida?, ¿Decidir seguir a su propio corazón e intentar recorrer el camino que estima más pertinente?, ¿Desde cuándo eso es un pecado? Al carajo la máscara y las mallas, que sea lo que él quiera ser. El tipo quiere ser un “artista” y es aquí cuando me pregunto, ¿no acaso su abuelo también fue uno?, ¿su propia madre no lo fue? Sus influencias están más allá del ring.
 
Luego entonces las condiciones se están dando para que El Hijo del Santo y Blue Demon Jr. sean los únicos sucesores con una autentica relación con El Santo y Blue Demon (consanguínea en el primer caso, consensuada en el segundo). En ambos escenarios es muy complicado que tenga éxito una tercera generación y en buena medida esto es responsabilidad de los actuales portadores de los personajes. En efecto, en su momento comenté que El Hijo del Santo y su esposa, “manager” y titular de los derechos del personaje respectivamente, tienen una visión conceptual y un marco contractual que limita la libertad creativa y laboral de sus potenciales nuevos portadores. De hecho, tengo conocimiento de que una empresa de lucha libre sondeo al Santo Jr. para contar con él de forma individual pero que esto no fue posible debido a que no tenía la autorización para decidir por su cuenta puesto que esto era una facultad exclusiva de sus padres a pesar de que él ya es mayor de edad. También tengo entendido que el joven tenía ideas creativas que iban más allá de la realización del videoclip “Saint Pride” que no encontraron eco en sus progenitores y que estaba entusiasmado por varios proyectos artísticos que desechó su padre. Todo lo anterior abonó para que fuera perdiendo entusiasmo hacia el personaje.
 
El caso de Blue Demon Jr. es diferente porque no solo él está distanciado de la familia Muñoz Lomelí sino que además no tuvo hijos varones. Luego entonces “la tercera generación” del demonio azul en realidad será un tipo alquilando el personaje con todos los límites creativos y laborales que le imponga el nieto de “Chano” Urueta - ¿No creerá usted que esta tercera generación tendrá la libertad laboral que le permita decidir trabajar para Triple A o el CMLL, o si? -.
 
Se entienden las medidas proteccionistas hacia ambos personajes pero, al final, estas socavan al individuo y terminan por fundirlo mental y moralmente. De hecho, el trato de reliquias que le han dado a sus personajes no solo afecta a sus portadores sino a los personajes mismos. Así es, con exigencias tan absurdas y visiones tan cursis  solo han logrado que cada vez tengan menos impacto en la cultura popular y que hayan dejado pasar varias corrientes artísticas que pudieron volver a posicionarlos como marcas muy atractivas .
 
En fin, El Santo y Blue Demon tuvieron dignos herederos. Algunos de sus sucesores destacaron en el ring y muchos otros llevaron una vida fuera de la esfera pública, ¿Quiénes somos para decidir quién fue más que otro? La mera idea de planteárselo es repugnante porque no nos concierne opinar sobre lo que son temas estrictamente familiares. Por lo que hace a la lucha libre hoy día lo más probable es que ya no tengamos una tercera generación que tenga relación consanguínea con los originales y, peor aún, que aun existiendo una o encontrando a un digno portador pero ajeno a sus familias, la misma no tenga éxito debido a las castrantes condiciones que los propietarios de los personajes le imponen a sus portadores. Ellos mismos están dinamitando su legado y tal vez cuando se den cuenta ya sea demasiado tarde.


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