Aún no estaban ni cerca de aparecer los primeros rayos del sol del día 17 de junio del 2011 cuando una serie de llamadas telefónicas hicieron de despertador y pusieron en estado de alarma al emporio Lutteroth: “Tomaron las instalaciones de la Arena México”.
Directivos, seguridad y sindicato aún no terminaban de tener claridad con lo sucedido cuando vino un madruguete mediático que fue publicado en los entonces incipientes medios digitales: “La arena México se va a la huelga, varios luchadores del CMLL se encuentran afuera de las instalaciones”. El anuncio se hacía a horas de llevarse a cabo la función en donde La Máscara y Averno apostaban la incógnita. El albazo, orquestado desde el círculo de la prensa especializada, resultó ser una vulgar “fake news” pero sirvió para marcar la línea que siguió la cobertura del incidente y la forma en la que hasta hoy se le recuerda.
Tony Rivera, luchador de medio cartel, se confabuló con Crescencio Morales, un explotador de la miseria y dirigente vitalicio de "El Barzón", para EXTORSIONAR al CMLL a horas de llevar a cabo “El Juicio Final”. Para tal propósito se valieron de un grupo de golpeadores pagados que durante horas privaron de su libertad y de alimentación a varios trabajadores de la Arena México. Jamás se trató de huelga ni de una lucha social, sino uno más de los actos de intimidación que caracterizan a "El Barzon" y en donde a menudo incurren en la comisión de delitos.

Tras el desconcierto inicial rápidamente quedó establecido que ningún elemento coliseíno se encontraba entre los manifestantes, de hecho, tal afirmación siempre fue una mentira porque bastaba con hacer un recorrido alrededor de las instalaciones de la Arena México para darse cuenta de que entre los manifestantes no había un solo luchador colíseino, no obstante lo anterior, no solo la aclaración jamás llegó sino que además se agrego, “mediante trascendidos”, que varios luchadores habían comunicado su apoyo al movimiento pero que no se harían visibles por miedo a represalias. Quedaba claro que la prensa especializada de la época no estaba interesada en informar de forma veraz sobre el incidente sino que su prioridad era desestabilizar.