jueves, 25 de agosto de 2022

Los llenos: Una métrica errónea.

En vísperas de su aniversario 89 el CMLL logró agotar la zona de boletos numerados (alrededor de seis mil tickets) en menos de cuatro días y a falta de más de veinte para su realización. Un vertiginoso ritmo de ventas que predice que dicho evento contará con la mejor entrada en mucho tiempo para la arena México. 

Dicho éxito en taquilla se encuentra precedido de muy buenas entradas a lo largo del año para los eventos especiales del CMLL así como para sus funciones ordinarias en sus cuatro sedes. Ahora bien, vale la pena preguntarse, ¿Si no hay llenos no hay éxitos? Por supuesto que los hay, el problema es que de forma errónea la mayoría de aficionados asocian el éxito de una función exclusivamente a la colocación del letrero de “sold out”. Jamás contextualizan. 

¿Qué tipo de matices se suelen ignorar? En primer lugar, tenemos al contexto económico y social. Sobre el particular seguimos en un entorno de pandemia y estamos inmersos en una inflación generalizada a nivel mundial. En el caso de nuestro país hay una notoria alza en los productos que integran a la canasta básica. Esta situación les dificulta a las clases populares acceder a los eventos masivos y, en el caso de la lucha libre, hemos visto este hecho reflejado en una baja asistencia en la zona de gradas. ¿Cómo esperar eventos multitudinarios consecutivos sin las clases populares? Esta idea solo cabe en personas que evidentemente no están a cargo de la manutención de un hogar o que ni siquiera se ofrecen a realizar las compras del mismo porque, de estarlo, sabrían que es muy complicado que el pueblo compre boletos para la lucha libre cuando andan batallando para llegar al fin de quincena. 

Un segundo matiz son los hábitos de consumo. En efecto, a pesar de que existen datos estadísticos proporcionados por instituciones públicas, estudios académicos, encuestas privadas y cifras publicadas por las propias ligas deportivas que operan en la CDMX, no se entiende que el promedio de asistencia para los eventos deportivos en la capital del país se sitúa alrededor del 30 % de la capacidad total de los auditorios. Por ejemplo, el club América, máximo ganador de títulos en el balompié mexicano, sitúa su promedio de asistencia en dichos porcentajes. En el caso del béisbol capitalino el porcentaje de asistencia es exactamente igual y así con el resto de eventos deportivos que tienen varias presentaciones en la CDMX. ¿Cuáles son las excepciones? Eventos anuales como la fórmula 1 o aquellos de las ligas deportivas que tienen especial relevancia –clásicos, playoffs, finales y eventos especiales-. Bajo esta lógica, ¿Cuál creen que es el porcentaje promedio de asistencia para los eventos del CMLL? Exacto.

Evidentemente los clubes anhelan mayores porcentajes de asistencia, pero los actuales no son nada despreciables. Al contrario.
 
En relación a lo anterior también existen factores tales como el día, hora y sede del evento, el periodo e inversión en publicidad que tuvo el mismo, la presencia o ausencia de estrellas en el cartel, si la plaza es o no luchística, la oferta de entretenimiento programada a la misma hora del evento y varios otros que no permiten medirlos con la misma vara. ¿Es mala una asistencia de alrededor de dos mil personas para una función entre semana?, ¿lo es para un sábado en una función organizada en una colonia popular?, ¿Y para un domingo es mala una cifra de alrededor de dos mil quinientos aficionados?, ¿Es mala una asistencia de más de siete mil personas para una empresa “sin estrellas”? Son números que para otras compañías son dignas de desplegados, pero tal parece que tratándose del CMLL son signos de debacle. No sean absurdos. 
 
La métrica del lleno como el único parámetro válido para medir el éxito de un evento es absurda. Le piden a PROMECOR tener un acumulado semanal de más de 55 mil personas (algo que no te da ni el club América). 
 
¿De dónde viene esta obsesión con los llenos? Evidentemente, de la ignorancia. No solo no se tienen presentes a matices como los ya expuestos en líneas anteriores, sino que también parten de esa afirmación falaz que los villamelones repiten como mantra y que dice “antes eran llenos cada ocho días” como si, efectivamente, en el pasado solo hubieran funciones cada ocho días y no otras durante una misma semana. Aunado a lo anterior siguen sin entender porque, durante la mayor parte de su historia, la arena México solo habría por una corta temporada y el resto del año se refugiaban en la arena Coliseo. Si los llenos hubieran sido cada ocho días ¿Cuál hubiera sido el caso de cerrar durante la mayor parte del año?
 
No importa que existan fotografías en donde se aprecien grandes huecos en funciones del pasado o incluso videos en donde se aprecien asientos vacíos en las primeras filas, no, alguien en internet que se auto-proclamo experto dijo que antes todas las funciones eran llenos y por tanto hay que creerlo. No mamen.
 
Otra parte proviene de gente que al leerme seguramente están frunciendo el ceño. ¿Quienes? Nuestros empresarios de cobija de tigre, esos tiburones de los negocios que permanentemente hablan de estudios de mercado y que usan frases de “mentes millonarias”, aquellos que con una mano en la cintura pregonan que con simple “echeleganismo” y “ganas de progresar” las empresas mexicanas podrían vender millones de dólares pero que no lo hacen “por conformistas”. Estos sujetos que nadie conoce en el mundo empresarial y que seguramente en sus casas no aportan ni para el gasto, aquí en las redes sociales se las dan de ser los nuevos Jack Ma con sus ridículas ideas tipo Javi Noble.
 
Saber contextualizar es una de las razones por las cuales jamás compré esa mamarrachada del CMLL en crisis porque dicha crisis jamás existió. Es cierto que hoy hay un mejor promedio de asistencia y luchas y conceptos más atractivos, sin embargo, los números obtenidos antes no eran para nada malos y estoy seguro de que en el mediano plazo seguirán sin serlo.
 
Estamos en una industria del entretenimiento en donde decenas de espectáculos se realizan ante menos de mil personas y de forma esporádica. Vivimos en tiempos en donde celebridades que en otros años ellos solos llenaban auditorios ahora tienen que hacer colectivos para poder lograrlo. Existen zonas del país en donde la delincuencia organizada pulverizó a la industria del entretenimiento y, aun así, tildamos de empresa en crisis a una que semanalmente vende más de ocho mil boletos en la Ciudad de México y cuyas sedes regularmente obtienen números que los sitúan a la par o incluso por encima de las principales empresas mexiquenses de lucha libre.
 
Indudablemente, todos anhelan el lleno, pero existen realidades que permiten contextualizar y así tener una lectura mucho más objetiva de nuestra industria en la capital del país. 
 
Antes de lanzas predicciones apocalípticas, mejor conocer el contexto y los pormenores de la industria de los espectáculos deportivos. De hacerlo así, evitaran quedar como alarmistas.

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