viernes, 12 de agosto de 2022

Relidad Alterna: El surgimiento de un nuevo discurso

Entre quienes no son aficionados al CMLL y otros que dicen serlo, pero que realmente viven aferrados al pasado, es muy popular la idea de que PROMECOR es una empresa en permanente crisis, con butacas llenas de aire y con un elenco que no tiene la capacidad de vender boletos. Puro humor involuntario. 

Si las anteriores creencias me parecen irrisorias, sus sugerencias de soluciones me resultan una fórmula infalible para soltar la carcajada y un claro ejemplo de que están completamente divorciados de la realidad y de que tan solo son unos cursis con nostalgia por un pasado que hace mucho dejó de ser brillante. Son las auténticas viudas. 

Adolfo Tapia, Dr. Wagner Jr., Heavy Metal, Charly Manson, El Patrón Alberto, El Cibernético, Shocker, Estrellita, Máximo, La Máscara, Octagón, El Intocable, El Elegido, Marco Corleone, Rayo de Jalisco Jr., La Black Family, Los Vatos Locos, Goya Kong, Los Muñoz, Decnis, Lolita e incluso Billy Boy son algunos de los luchadores que he visto “reforzando” los elencos de otras empresas con, hasta ahora, resultados muy modestos tanto en el ring como en el factor taquilla. ¿Por qué entonces la gente se aferra tanto a ellos y permanentemente los sugieren como los luchadores que generarían grandes audiencias en las grandes empresas? Básicamente por dos cosas, por ignorancia del mercado actual y por hacer lo que tanto acusan a otros; vivir en el pasado. 

Durante los últimos meses he visto a varios de los mencionados siendo protagonistas de funciones con pésimas entradas. Sus apologistas, usando la típica estrategia de repartir cuando no les cabe, dirán que todas las compañías han tenido malas entradas, lo cual es cierto, pero con la gran diferencia de que algunas de estas estrellas independientes cobran cantidades excesivas que, en el mejor de los casos, reducen considerablemente el margen de ganancias incluso ante una buena entrada y, en el peor y más común, generan enormes pérdidas económicas a los empresarios. 
 

Fernando Robles, advenedizo en el medio, es el más claro ejemplo de las consecuencias de programar basándose en el pulso de las redes sociales. Robles, iluso por convicción e inepto por convicción (o eficaz blanqueador), apostó por edecanes, extranjeros en el exilio, cartuchos quemados, conceptos vetustos y jugó su última carta apostando por “la rivalidad que vale oro”. ¿El resultado? Un fracaso estrepitoso que concluyó cuando vendió menos de 250 boletos en Nuevo León (La mera producción de este match rebasó los cien mil pesos). El fracaso económico fue de tal magnitud que salió corriendo de la Ciudad de México y tuvo que refugiarse en la modesta arena San Juan Pantitlán en donde incluso hoy día obtiene peores números que nano promotoras como Producciones Cholo de Tijuana (a pesar de contar con mayor presupuesto). El sueño empezó en el Pepsi Center y acabó en Pantitlán. La rivalidad que vale oro decían… 

Durante el mismo lapso de tiempo he visto a gente como El Patrón Alberto y a Dr. Wagner Jr. colgándose del éxito de Konnan Big. En ninguna otra plaza han repetido los éxitos que tuvieron al lado de Konnan pero, al día de hoy, se atribuyen lo que evidentemente fue generado por el rey del watifor. 

Señores, sus ídolos envejecieron, sus rutinas pasaron de moda y por someterse a un sistema de programación endogámico incluso ya perdieron facultades. Su renuencia a luchar ante nuevos valores los han avejentando aún más, ni picharon ni dejaron batear. Su pérdida de potencial taquillero no es casual y tampoco lo es su merma física. Por su edad, varios de estos luchadores ya merecerían desarrollarse en un estilo mucho más decoroso en vez de continuar azotando su humanidad en plena senectud y bajo modalidades que ni siquiera usaron cuando eran jóvenes. Acumulan likes pero no venden boletos. Su afición, además de rancia, no tiene poder adquisitivo.  

Cartuchos quemados o no, la realidad es que entre ex tripleañeros, ex coliseínos, elementos de vieja guardia y jóvenes prospectos, incluyendo referís, programadores y hasta instructores de probado prestigio, la escena indy en un momento dado contó con más de cincuenta figuras que, bien organizadas, pudieron haber sido parte de muy buenos proyectos. Lamentablemente para ellos, aplicaron aquello del club de Tobi y solo trabajaron entre cuates y se reprodujeron entre primos. Vaya desperdicio. 

Lo mejor del talento indy son sus jóvenes, sin duda, pero a buena parte de los luchadores de “renombre” que hay en el circuito les hace falta mucha humildad y sentido de la realidad para darse cuenta en donde están parados. Ya no les da para ser el plato fuerte, acaso complementos. Lo peor del caso es que varios promotores ni siquiera se han dado cuenta de esto y por eso tienen enormes pérdidas.

Dicho lo anterior vale preguntarse¿Es posible verlos en el CMLL? Desde mi perspectiva es muy complicado que los nombres de El Hijo del Santo, Blue Demon Jr., Adolfo Tapia, Dr. Wagner Jr. y El Patrón Alberto vuelvan a aparecer en un cartel organizado al 100 % por el CMLL. Idéntico destino veo para El Texano Jr. y El Cibernético. Algunos otros tales como La Máscara, Máximo, DMT, Andrade y Los Muñoz los situaría en el terreno de sueños guajiros. 
 
Indisciplinas, pleitos legales, personalidades conflictivas e irrespetuosas, reventadores, baja calidad y bajo poder de taquilla son factores que se han ido acumulando para que sus posibilidades de regresar al CMLL cada vez sean más bajas.
 
¿Veo posibilidades de que se den algunos regresos? Por supuesto, los casos de Taven, Romero y Sangre Azteca permiten visualizar que hay un margen para ello, pero seguramente se trataría de nombres mucho menos rimbombantes, aunque, probablemente, con mayor capacidad para aportar algo, sin embargo, en la generalidad de los casos no veo muchos nombres que puedan repetir lo emulado por Averno y casi en su totalidad imagino presentaciones furtivas. 
 
Sirva la oportunidad para decir que El Mesías se cocina aparte porque él ya estaba contemplado para laborar para el CMLL desde antes de la pandemia y que las próximas semanas serán determinantes para ver si tiene cabida en un proyecto que demanda nuevas formas y actitudes.

A los señores anteriormente enunciados se les fue la vida peleándose con molinos de viento, por cuestiones de ego fueron incapaces de impulsar talento, desarrollar conceptos y combinaciones realmente interesantes en el circuito independiente, se volvieron luchadores carentes de retos y la reiteración en sus rivales volvieron a sus estilos obsoletos y repetitivos. Impidieron el desarrollo de nuevos luchadores; saquearon a empresarios que pudieron haber sido constantes fuentes de empleo; eligieron a las declaraciones amarillistas sobre el trabajo; eligieron quedar bien con los aficionados de redes sociales en vez de conquistar al de arenas y por todo lo anterior han perdido notoriedad.
 
Eligieron quedar bien con trolls de internet mediante insultos hacia los empleadores y ahora, tras sus despidos, ya no tienen puertas en donde tocar. ¿En dónde tenían la cabeza?
 
Los independientes que quieran figurar en una empresa, particularmente en el CMLL, tendrán que cambiar de mentalidad y actitud. El discurso de los salvadores ya no se los cree nadie debido a que ni siquiera fueron capaces de salvarse a sí mismos. El discurso de los generadores de audiencia tampoco ya no se los cree nadie luego de generar estrepitosos fracasos de taquilla al tiempo que los colíseinos ostentan el mejor promedio de asistencias para este 2022.
 
Hay una lista enorme de ex colíseinos que al día de hoy guardan una buena relación con PROMECOR y que se encuentran en buena forma y aún así no se les ha hecho tener una reaparición furtiva. Si eso pasa con ellos, ¿Por qué son tan dados a pensar en los regresos de gente tóxica que solo sabe destruir?
 
En lo personal tengo varios nombres en mente que por respeto no público pero que son hombres y mujeres que durante su estancia en el CMLL actuaron como damas y caballeros y que por eso no dudo que, de requerirse, podrían aportar su figura para presentaciones especiales en cualquiera de las sedes de PROMECOR.
 
También hay nuevos valores que, de cumplir con los estándares del CMLL, perfectamente podrían dejar la escena independiente y sumarse a la empresa. Algunos de ellos ya están en la lista de espera. Tiempo al tiempo.
 
Colaboración, humildad, puesta a punto, respeto al trabajo ajeno, trabajo en equipo, deseos de crecer juntos y tener muy en cuenta aquello de que "el que se fue a la Villa, perdió su silla", son ideas más adecuadas para los nuevos tiempos. Quien no lo entienda, quien desee seguir imitando el rancio discurso de odio que predicó Adolfo Tapia y que, en su momento, les generó varios likes gratuitos, lo único que logrará es aislarse. Si gustan, pueden seguir sintiéndose la última coca del desierto pero lo único que van a lograr será condenarse a seguir luchando más que en gallineros, en chiqueros.
 
Los nuevos tiempos requieren de otra mentalidad.

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